Valores del Tiempo Libre
El progreso más lúcido quiere el ocio no porque busca la ociosidad sino porque intuye en él unos valores que el hombre necesita perentoriamente.
1. Tiempo libre y mismidad del ser:
El ocio supone en sí mismo un valor tan importante como éste: permite al hombre una experiencia necesaria. La experiencia de la libertad y del dominio sobre sí mismo.
2. Tiempo libre y relaciones humanas:
La actividad de nuestro tiempo y la distribución del trabajo no siempre permiten intimar ni siquiera con los más íntimos.
Las vacaciones son un valor inestimable cuando ayudan a encontrar las relaciones humanas mediante el diálogo distendido y el juego, el respeto y el interés por los demás.
3. La naturaleza necesaria y creadora:
El hombre de nuestras ciudades apenas alcanza ya a ver el cielo, pierde constantemente la capacidad de admiración. Esto se lo puede dar el mar, la arena, el sol, los acantilados, la sierra, el correr del arroyo, el campo, los médanos, la distancia…
El contacto con la naturaleza prepara al hombre para el contacto con Dios.
4. Necesidad y placer de leer:
El tiempo libre nos permite entrar en los temas de cultura no especializados que es tan necesario para nuestro perfeccionamiento intelectual y para nuestra vide social: la música, el cine, el teatro, la lectura…
La lectura tiene una dimensión recreativa que es una verdadera embriaguez serena y duradera. No podemos perderla con la disculpa de quehaceres más importantes. Podría ser aquí, también verdad, “que el mucho quehacer no deja vivir” (Zubiri).
5. La diversión y la fiesta una necesidad:
Para un elevado porcentaje de los hombres, el tiempo libre es un tiempo señalado para la diversión y la fiesta. En cierto sentido ambos conceptos son inseparables.
El valor mismo de la fiesta incluye otros muchos. En la fiesta reina la espontaneidad y vuelve a los rostros la risa. La fiesta es absolutamente comunitaria, no hay fiesta para un hombre solo. El ritual de la fiesta está enmarcado por la gratuidad, y a la exigencia de vivir se abre paso el gozo de vivir y de vivir con otros.
6. Tiempo libre y misterio Pascual:
El domingo es el Día del Señor. Señorío que se festeja fundamentalmente en la celebración comunitaria de la Eucaristía. La confesión espontánea y comunitaria de la fe, la escucha de la Palabra, el recuerdo de la presencia dinámica de Dios en la historia (entrar en la muerte y Resurrección de Jesús). El encuentro con su perdón y su Cuerpo personal y social, debe ser una de las “tareas” mas ansiadas y gozadas en las vacaciones y en el descanso del fin de semana. Desde la victoria y la alegría de la Resurrección puede mirarse con serenidad la dureza cotidiana de un trabajo que es creador, pero cuesta sudor y muerte. Olvidar la Eucaristía dominical significa ciertamente, no haber entrado en la espiritualidad cristiana del tiempo libre.
J. MANUEL CORDOBÉS
Nuevo Diccionario de Espiritualidad. Ed. Paulinas.