Dice el Concilio Vaticano II en el número 114 de la Constitución Sacrosanctum Concilium “Foméntese diligentemente las escuelas de canto, sobre todo en las iglesias catedrales.
El grupo de cantores que animan la liturgia dominical y ferial se preparan para esto a través de la Escuela de música y Canto que se reúne semanalmente en el salón de la Iglesia Catedral.