"Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo" (Hch 2, 44-47)
Según el Misal Romano, "el sentido de la colecta económica de la Misa es la de compartir los bienes para el sostenimiento del culto y las obras de caridad de la Comunidad".
Pero también, tiene un significado más profundo y espiritual: por nuestra ofrenda nos unidos al Sacrificio Eucarístico de Cristo.
"Dios ama al que da con alegría..." (2 Cor 9, 7)