Es el sacramento que facilita la Iglesia para acompañar a los cristianos en estado de enfermedad grave o ancianidad.
Antes se llamaba «extremaunción» ya que solo se impartía a los enfermos cerca de la muerte. Desde el Concilio Vaticano II, este sacramento puede ser recibido por cualquier persona que esté bautizada y tenga una enfermedad importante o que por causa de la edad sienta que declinan sus fuerzas.
Una vez al año, pero si la enfermedad se agrava puede repetirse.
Solo los sacerdotes pueden administrar el sacramento de la Unción de los Enfermos; para conferirlo emplean óleo bendecido por el Obispo.
Solo es necesario acercarse a la parroquia más cercana o comunicarse con la secretaría parroquial y pedir al sacerdote que vaya a visitar al enfermo que lo necesite y esté impedido de asistir a la parroquia.
Si la persona lo desea junto con el sacramento de la Unción de los Enfermos se puede dar la Comunión.
Para los enfermos de nuestra comunidad:
En caso de que alguna persona esté imposibilitada de acercarse a la parroquia y necesite la visita de una sacerdote o un ministro extraordinario de la comunión que pueda llevar la Eucaristía su casa, debe debe coordinar un día y horario por la secretaría parroquial.